Amealco de Bonfil, Querétaro.- Entre el repique de los tambores, los colores del folclor y el eco de la lengua otomí, Amealco celebró su 7° aniversario como Pueblo Mágico, consolidándose como uno de los destinos más auténticos y vibrantes del estado de Querétaro y del país de México.
El presidente municipal Oscar Pérez Martínez encabezó los festejos en una jornada que reunió arte, música, danza y tradición, recordando que este título no solo distingue la belleza del municipio, sino la fuerza cultural y la calidez humana que lo sostienen.
“Amealco es mágico por su gente, por sus tradiciones y por el corazón que todos ponemos para hacerlo crecer”, expresó Pérez Martínez ante una plaza llena de habitantes y visitantes, reflejo del orgullo que despierta este rincón queretano.
Durante el aniversario, el municipio se transformó en un escenario de celebración colectiva. Calles adornadas, artesanías coloridas, música tradicional y gastronomía local se entrelazaron para dar vida a un homenaje a la identidad amealcense y a su herencia otomí.
El cierre de los festejos estuvo marcado por el desfile “Calenda la Guelaguetza”, una fusión cultural entre Querétaro y Oaxaca que llenó de alegría y fraternidad el corazón del Pueblo Mágico. Las danzas, los trajes típicos y los sones tradicionales simbolizaron la unidad entre pueblos y la riqueza cultural que trasciende fronteras.
“Abrir espacios para el intercambio cultural es fortalecer nuestra identidad nacional y tender puentes entre comunidades”, destacó el alcalde, subrayando el papel del turismo cultural como herramienta de desarrollo y orgullo colectivo.
Reconocido por su legado indígena, sus muñecas otomíes Patrimonio Cultural de la Humanidad y su creciente oferta turística, Amealco se consolida como un destino que invita a vivir México desde su raíz, donde cada celebración se convierte en un testimonio de resistencia, belleza y tradición.
Hoy, siete años después de haber sido declarado Pueblo Mágico, Amealco reafirma su compromiso con la preservación de su historia y la proyección de su cultura al mundo.
Entre bosques, ferias y sonrisas, el municipio demuestra que la magia no está en los lugares, sino en la gente que los habita.
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