septiembre 12, 2024

Con devoción, feligreses celebran un año más de la aparición de Jesusito de Portería

Cómo cada año del 3 al 6 de agosto,  feligreses se reúnen para venerar a Jesusito de la Portería en su aparición en el templo de San Juan de Dios, lo que fue el  antiguo Hospital de San Juan del Río.

Su celebración, en este año, se realizó  rezos,  peregrinación de varias partes de la demarcación; las tradicionales mañanitas de Mariachis Sanjuanenses, como son los Jalisciense de Abelardo Bermúdez; cánticos, danzas en su honor a ‘Jesusito’.

En su día, el 6 de agosto, desde temprano se escucharon su alba de cohetes, el repique de las campanas, y música de viento, recibimiento de peregrinos de localidades de San Juan del Río, como Palmillas, y la tradicional procesión de la Imagen de Jesusito desde el Puente de la Historia.

Su altar lleno de arreglos florales por parte  devotos, agradecidos por los milagros, o su devoción, en su paso, se postraron ante él.

Cómo es tradicional, familias Sanjuanenses dieron alimentos a todos los acompañantes en ese día tan devoto para la demarcación.

Historia de la aparición de Jesusito de la Portería

El suceso notable que se desarrolló en este sitio es una narración histórica de la época, relatada por el supervisor interino del hospital de San Juan del Dios el reverendo padre fray Agustín Peñaflor. En el relato se cuenta que el 19 de marzo de 1731, entró Evaristo Olvera al convento, pues en ese lugar iba a quedarse para pagar su culpa, por haber dado muerte a su esposa Gertrudis Real, ambos originarios de Celaya. A los tres días de estar ahí, pintó con carbón la imagen del Jesús Nazareno en lo que era la portería, y luego que el fraile vio pintada la imagen, llamó al reo y le ordenó que la borrase, lo que este ejecutó en su presencia con un trapo mojado hasta no dejar señal alguna, acto que también presenció el reverendo padre fray Miguel de Mora, religioso de este convento.

Por la tarde, el padre Peñaflor encontró la imagen del Nazareno más nítida de lo que estaba antes de ser borrada, al ver esto mandó que se borrase nuevamente pero con una piedra de tezontle; quedó la pared muy maltratada, por lo que ordenó que se blanquease dos veces. Al siguiente día, con gran sorpresa, el padre vio aparecida la imagen, pero más clara y definida.

En vista de lo que había acontecido, el padre Peñaflor dio aviso al doctor y al cura párroco del pueblo de San Juan del Río, don Antonio del Rincón y Mendoza, quienes pasaron a la portería del convento para examinar el caso. Por lo extraordinario del suceso, se mandó llamar al bachiller Rincón y Mendoza para que todos, el portero, los vicarios, los padres don Estanislao León, don Trinidad Espíndola y el teniente del partido de San Juan del Río, don Felipe Marila, para que vieran el suceso. Reunidos todos, determinaron que en su presencia se picara la pared. Se trajeron dos albañiles para que efectuaran el trabajo; colocaron reja en el lugar y se retiraron. El señor cura mandó que se vigilara la portería.

A los siguientes dos días, con gran maravilla para todos, se encontró la imagen de Jesús Nazareno, con más viveza en el dibujo.

Se volvió a dar parte al señor cura y este, a su vez, a los miembros de la junta que se había formado, los cuales se volvieron a reunir en la portería y quedaron extraordinariamente sorprendidos por el grandioso suceso. Estas circunstancias hicieron que el bachiller Rincón y Mendoza aceptara que Dios así lo había dispuesto, por lo que transformó más tarde la portería del hospital, en un pequeño templo nombrado de Nuestro Padre Jesús de la Portería.

Mandó el señor cura Rincón y Mendoza traer un pintor, para que sobre lo que ya estaba pintado, retocara la sagrada imagen con el mayor cuidado.

Se cuenta que con este acontecimiento, a Evaristo Olvera se le aflojaron de tal manera los grilletes que traía en los pies, que pudo sacarlos y quedar libre de ellos; además se le abrió la prisión en la que se le había metido y quedó libre de toda pena. En el templo de Jesusito de la Portería se encuentran los grilletes del reo Olvera colgados a la izquierda de la imagen milagrosa, sobre el muro.

El canónigo dio orden de que se le hiciese capilla o templo y que se celebrara misa, dando aviso a todos los pueblos del contorno, y al mismo tiempo a todas las villas y ciudades, para hacer más pública tan señalada maravilla.

Desde hace tiempo que se hizo tradición rezar, cada 15 de febrero, los 33 Credos en el templo.

La historia del Jesusito, llamado así con cariño, vive en el corazón de los sanjuanenses como algo propio y único de la ciudad, el templo está ubicado en Avenida Juárez 134-C, Poniente, en pleno centro de la ciudad.

Con información de los Archivos de San Juan del Río

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