diciembre 7, 2025

San Juan del Río: la ciudad donde la inseguridad dejó de ser excepción

#VocesSJR San Juan del Río: la ciudad donde la inseguridad dejó de ser excepción

El violento asalto contra el periodista Armando Guerra, ocurrido en pleno Centro de San Juan del Río, no es un caso aislado ni un hecho fortuito: es el síntoma más claro de una ciudad donde la delincuencia ya tomó ventaja y donde la autoridad, por acción u omisión, luce rebasada.

El ataque — en una de las avenidas más transitadas y a unos pasos de oficinas públicas— exhibe la fragilidad de un sistema de seguridad municipal que no solo no previene, sino que tampoco reacciona con eficacia. Lo más inquietante de este episodio no es únicamente la agresión brutal, sino los indicios de indiferencia, descoordinación e incluso sospecha que rodearon la atención policial.

Que una patrulla en servicio decida retirarse en el momento en que una víctima herida pide auxilio es más que un error operativo: es un mensaje. Un mensaje que siembra desconfianza ciudadana y alimenta la idea, cada vez más extendida, de que los delincuentes se mueven con absoluta comodidad en el corazón de la ciudad.

Y no es menos grave que la propia policía reconozca tener identificado al agresor como “ratero del centro” sin que ello haya derivado en detenciones o medidas preventivas. ¿De qué sirve ubicar a los responsables si continúan asaltando impunemente?

A ello se suma el viacrucis burocrático al que se enfrentan las víctimas en la Fiscalía: horas de espera, escasa sensibilidad, trámites interminables y la ya conocida excusa de que la obtención de videos bancarios “puede tardar meses”. La justicia tarda, y cuando tarda, se diluye. Y cuando se diluye, deja a la ciudadanía en un estado de completa indefensión.

San Juan del Río solía presumir ser una ciudad tranquila. Hoy ese recuerdo parece lejano. La inseguridad no solo avanza: se normaliza. Y se normaliza porque el ciudadano percibe que no existe voluntad, estrategia ni liderazgo suficiente para frenarla.

El caso de Armando Guerra no debe quedar como una anécdota más. Es un llamado urgente para reorientar la política de seguridad, depurar cuerpos policiacos, fortalecer la supervisión interna y, sobre todo, recuperar la confianza de los sanjuanenses.

La pregunta que flota en el aire es inevitable: ¿cuántos episodios más harán falta para que la autoridad asuma plenamente su responsabilidad?

San Juan del Río no merece vivir con miedo. Y la autoridad ya no tiene margen para seguir mirando hacia otro lado.

Vía ID MEDIA

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