
Día de Muertos, Ciudad de México (ca. 1950). Fototeca Nacional-INAH.
Por: Jaime Sánchez Correa
A pesar de ser un tema morboso, esta festividad se celebra alegremente, y aunque ocurre en fechas cercanas al Día de todos los santos y el día de todas las almas, en lugar de sentirse temerosos de espíritus malévolos, el humor en el Día de Muertos es mucho más relajado.
Los orígenes de la celebración del Día de Muertos en México pueden ser trazados hasta le época de los indígenas de Mesoamérica, tales como los Aztecas, Mayas, Purépechas, Nahuas, Totonacas. Los rituales que celebran las vidas los ancestros se realizaron por estas civilizaciones por lo menos durante los últimos tres mil años.
En la era prehispánica era común la práctica de conservar los cráneos como trofeos y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban la muerte y el nacimiento.
El festival que se convirtió en el Día de Muertos cayó en el noveno mes del calendario solar azteca, cerca del inicio de agosto, y era celebrado durante un mes completo.
Las festividades eran presididas por el dios Mictecacíhuatl, conocido como “la dama de la muerte” (actualmente corresponde con “La Catrina”). Las festividades eran dedicadas a la celebración de los niños y las vidas de parientes fallecidos. Cuando los conquistadores españoles llegaron a América en el siglo XV, ellos estuvieron aterrados por las prácticas paganas de los indígenas, y en un intento de convertir a los nativos americanos al catolicismo movieron el festival hacia fechas en el inicio de noviembre para que coincidiesen con las festividades católicas del Día de todos los Santos y todas las Almas.
Los españoles cambiaron las costumbres, creando de este modo, el Día de Muertos. Cercana a esta celebración se encontraba el Día de todos los Santos, fiesta religiosa que se celebra en muchos países de tradición cristiana. En los países de tradición católica, se celebra el primero de noviembre mientras que en la iglesia ortodoxa se celebra el primer domingo después del pentecostés.
En ella se venera a todos los santos que no tienen una fiesta propia en el calendario eclesial. En España dentro de la tradición católica se realiza una visita donde yacen los seres queridos. En Cataluña se celebra la denominada Castanyada en la que se comen boniatos, castañas y panellets. En México se hacen ofrendas para agasajar a los fallecidos y celebrar esos dos días, que se quitan el día dos por la noche pudiéndose consumir en ese momento.
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